El albergue ecológico Chalalán ubicado en la Amazonía boliviana, es uno de las experiencias más exitosas de eco turismo comunitario e indígena de Bolivia como para ser nominado en 2008 por la revista National Geographic entre los cincuenta mejores ecolodge en la jungla del planeta.
Jaime Iturri, periodista, director de contenidos de la red ATB y autor, entre otros, del libro “Viaje al centro de un sueño: Chalalán” habló de los factores que han contribuido al éxito de esta experiencia de turismo comunitario durante el Encuentro de Gestión Turística Comunitaria que tuvo lugar el 11 de julio pasado en Batallas.
El primer factor que hizo posible el éxito de Chalalan surge, de hecho, de un desafortunado accidente: en 1993, el israelí Yossi Ghinsberg tuvo un accidente casi fatal en el Río Tuichi y después de haber vivido 4 días en la selva fue rescatado por los comunarios al borde de la muerte. Como agradecimiento por su rescate, Ghinsberg decidió servir a la comunidad que hasta ese momento vendía su trabajo como guías, portadores etc., pero no era dueña del negocio. Ghinsberg desarrolla el proyecto de ecoturismo comunitario y consigue los recursos económicos en Estados Unido para construir un albergue ecológico a orillas de la Laguna Chalalán.
Esto hace parte del segundo importe factor: la construcción de una narración, de leyendas que respalden el emprendimiento. En San José de Uchupiamonas, donde vive la comunidad a la cual pertenece el eco albergue, se juntas Tacanas, pueblo amazónico y Quechua, cosa que le proporciona una mayor amplitud de visión, otras maneras de ver.
El tercer factor que contribuyó al éxito del proyecto Chalalán fue el hecho de tener un liderazgo muy claro y competente que puso su vida en el proyecto – los tres hermanos Limaco y Guido Mamami – que arrastraron el proyecto con convicción y pasión desde el principio. Es importante destacar que hoy ellos ya no dirigen el emprendimiento, supieron dejar el cargo a la siguiente generación con un gesto de grande madurez. Esto también porque, gracias al proyecto Chalalán, se pudo dar becas a todos los bachilleres de la comunidad para que estudiaran en las mejores universidades de país. Hoy San José de Uchupiamonas puede contar sobre muchos jóvenes profesionales (avocados, auditores, administradores de impresa) que trabajan en el emprendimiento y que pudieron quedarse en la comunidad en vez de verse obligados a emigrar.
Esto lleva al cuarto factor: la necesidad de capacitación adecuada porque sin capacitación no hay futuro. Por ejemplo, las cocineras del Chalalan fueran a capacitarse nada menos que al hotel Radisson donde se capacitaron en altísima cocina. La comunidad entendió que no es lo que tu ofreces, pero lo que el cliente quiere que le se ofrezca que cuenta. Hoy, por ejemplo, hay una grande atención por parte del turista a la ecología y en el eco-albergue cada cliente es invitado a ‘llevarse su propia basura’. La comunidad supo destinar parte de la ganancia invirtiéndola en formación, por ejemplo, capacitaciones en manejo de auditoria, pero incluso contrataron profesores externos que pudieron enseñar inglés e informática a los chicos de la comunidad, dos áreas imprescindibles para un emprendimiento turístico que recibe turistas de todo el mundo. El eco-albergue Chalalán logró fusionar tradición con modernidad: eso lo hizo exitoso y lo ayudo a llegar al resto del mundo.
Por la misma razón también fue importante otro factor: una relación extremamente fructífera con la prensa. La comunidad de San José de Uchupiamonas ha invertido mucho dinero a llevar periodista y influencer a su proyecto para que luego pudieron darle visibilidad en varios medios.
Por último, y quizás lo más importante la capacidad de dialogo, apertura y comprensión por parte de los líderes y al interno de la comunidad misma para resolver los conflictos que inevitablemente han creado en el curso del tiempo. Hay que saber ponerse en el lugar del otro para poder avanzar: si cada uno sigue jalando para su lado el único resultado será quedarse en el mismo lugar.
